El mundo se enfrentó en 2022 a la mayor tasa de inflación de los últimos 40 años, pero la inflación de los precios de los alimentos es aún mayor. En marzo de 2022, el índice de precios de los alimentos de la FAO registró un récord histórico (159.7%), y aunque el precio internacional de los alimentos ha
ido bajando, se mantiene en los niveles más altos de la historia.
De esta manera encabezaba la organización Grain, el informe sobre el hambre en América Latina, haciéndose eco del completísimo Informe de la CEPAL sobre la seguridad alimentaria y nutricional sostenible en América Latina y Caribe en respuesta a la crisis alimentaria mundial.
Dicha Organización, viene a significar que el » mundo se enfrentó en 2022 a la mayor tasa de inflación de los últimos 40 años, pero la inflación de los precios de los alimentos es aún mayor. En marzo de 2022, el índice de precios de los alimentos de la FAO registró un récord histórico (159.7%), y aunque el precio internacional de los alimentos ha ido bajando, se mantiene en los niveles más altos de la historia.
Se insiste que las principales causas de esta escalada de precios son las interrupciones en las cadenas de suministro, primero por la pandemia, luego por la guerra de Ucrania y los bloqueos del suministro de petróleo, gas, fertilizantes y productos básicos como el trigo, el maíz y el girasol, y la repetición de fenómenos climáticos extremos que han comprometido la producción de alimentos en todo el mundo.
Sin embargo, aunque la producción y las reservas de alimentos estuvieran en niveles adecuados para satisfacer la demanda mundial, y con la caída del precio internacional del petróleo y gas,entre 2020 y principios de 2023, el índice general de precios de los alimentos sigue siendo un 14% más alto que en 2021. En las principales economías latinoamericanas, la inflación acumulada de los alimentos cerró en 2022 por encima del doble del precio de otros productos de consumo (véase el gráfico 1). El aumento medio del índice de precios de los alimentos en la región durante los últimos 12 meses alcanzó casi 12% en septiembre de 2022, frente al 7% de la inflación general (véase el gráfico 1).
Esto significa que la crisis de los precios de los alimentos no es alimentaria y de suministro de insumos, sino estructural, del propio sistema agroalimentario mundial industrial, concentrado, financiarizado y ultraespecializado.
El sistema alimentario industrial es muy ineficiente en su respuesta a las dificultades energética, sanitaria, ecológica y alimentaria. Es intensivo en petróleo y gas, pues depende de grandes volúmenes de pesticidas y fertilizantes en los extensos monocultivos de materias primas agrícolas que transporta a largas distancias. Al instalar costosas industrias extractivas agrícolas especializadas en producir alimentos sobre una base restringida de cereales y proteínas, provoca zonas de sacrificio —devorando suelos fértiles, agua, biodiversidad, mano de obra precaria y dinero público— y abre mercados de consumo, dependientes de importar sus insumos o alimentos.» (El Informe Completo se puede seguir en la página de la Organización Grain).

Por su parte y, en esta misma línea, desde la CEPAL, en el referido Informe Anual de diciembre de 2022, sobre la «seguridad alimentaria y nutricional sostenible en América Latina y el Caribe en respuesta a la crisis almentaria mundial«, subrayan que:
- El impacto de la guerra entre la Federación de Rusia y Ucrania puede entenderse en el contexto de las crisis que han afectado la economía mundial en los últimos 15 años: la crisis financiera mundial de 2008, las tensiones económicas entre los Estados Unidos y Europa, por una parte, y China, por otra, y la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) (CEPAL, 2022a)..
- Estas crisis, al redundar en interrupciones de las cadenas globales de valor, han creado presiones sobre los sectores productivos que van en contra de la tendencia a la globalización observada en las décadas precedentes. La reducción de las tasas de crecimiento del comercio internacional y de su contribución al crecimiento mundial en los últimos años es un claro indicador de estos cambios (CEPAL, 2022a).
- Hacia una seguridad alimentaria y nutricional sostenible en América Latina y el Caribe en respuesta a la crisis alimentaria mundial
- En los sectores económicos, estas crisis se tradujeron en rupturas en diversas cadenas productivas primarias y manufactureras. El aumento del proteccionismo derivó en un incremento de las barreras comerciales, mientras que las disrupciones en el sistema de transporte marítimo mostraron la vulnerabilidad de las cadenas a cambios exógenos.
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