25 septiembre 2023

Socioanálisis

Pensando y recorriendo la vida cotidiana

Diseño de Manos de Monica

De «1964» al 2020

En estos días invadidos por todo lo que tiene que ver por el coronavirus, me ha venido a la mente ese ya clásico poema de Jorge Luis Borges, invadido por la tristeza que le producía su pérdida de vista. Con esto quiero recoger la inmensa tristeza que envuelve a todas las personas que están perdiendo a seres queridos o simplemente el sentirse enclaustrados y ver la vida a través de las ventanas y balcones.

“1964”,

I

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.

Ya no compartirás la clara luna

ni los lentos jardines. Ya no hay una

luna que no sea espejo del pasado,

cristal de soledad, sol de agonías.

Adiós las mutuas manos y las sienes

que acercaba el amor. Hoy sólo tienes

la fiel memoria y los desiertos días.

Nadie pierde (repites vanamente)

sino lo que no tiene y no ha tenido

nunca, pero no basta ser valiente

para aprender el arte del olvido.

Un símbolo, una rosa, te desgarra

y te puede matar una guitarra.

II

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.

Hay tantas otras cosas en el mundo;

un instante cualquiera es más profundo

y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una

oscura maravilla nos acecha,

la muerte, ese otro mar, esa otra flecha

que nos libra del sol y de la luna

y del amor. La dicha que me diste

y me quitaste debe ser borrada;

lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo que me queda el goce de estar triste,

esa vana costumbre que me inclina

al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

de Jorge Luis Borges

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